Presentación en Barcelona

Ayer presentamos la novela "Toda la muerte para dormir" en Barcelona. Y lo hicimos en un lugar emblemático: la librería Altaïr. Un librería hermosa.
Llegué a estudiar a Barcelona en septiembre de 1993, cuando todavía no usábamos móviles, ni internet, ni mucho menos las redes sociales. A mi me gustaba mucho viajar, y también ir a la montaña a escalar. Pero era un estudiante universitario con pocos recursos, y desde luego un coche quedaba del todo fuera de mis posibilidades. Y de las de cualquiera de mis amigos. Sin embargo, nada de eso era un problema porque teníamos el tablón de anuncios de Altaïr, donde un sinfín de gente anunciaba sus planes y buscaba compañeros para compartir gastos. Gracias al tablón de anuncios me aficioné a frecuentar la librería. El propio tablón era un espectáculo en sí mismo, digno de ser leído de pe a pa, pues uno podía encontrar anuncios de personas buscando compañeros para escalar el Everest o viajar a la selva de Laos, o cosas así, como quien sube al pirineo, vaya. Yo era un chico de pueblo y alucinaba con estas cosas. Las cumbres del Himalaya, las selvas de Indochina. Casi nada. Entonces mi mente empezaba a fantaseaba con esos viajes, y yo entraba en la librería, seleccionaba alguno de los libros de aquellos destinos exóticos, y me pasaba la tarde sin gastarme un duro. Y lo que aprendía era mucho más interesante que la mayoría de las clases de la universidad a las que dejaba de asistir. Mil veces más. Y resulta que 25 años después de todo aquello me veo presentando mi primera novela en la misma librería, rodeado de las mismas estanterías, de algunos de los mismos libros que ojeaba entonces y, además, arropado por un montón de amigos y también de desconocidos (unas 80 personas me dicen los libreros) que decidieron venir a acompañarme una tarde de martes.
Tuve el gran honor de que Pep Bernades, fundador de Altaïr, y José Membrive, fundador de la Editorial Carena, inauguraran el acto pronunciando unas palabras a modo de introducción. Posteriormente, el periodista, historiador y escritor prolífico (a la par que excelente) Pablo-Ignacio de Dalmases, condujo el acto con la habilidad y maestría que le caracterizan. Ninguna otra cosa cabía esperar de un profesional radiofónico con su experiencia y trayectoria. Mucha gente me ha dicho que les gustó asistir y que les pareció un acto bonito. Os aseguro que yo disfruté enormemente.