Feria del Libro de Madrid

El sábado 2 de junio de 2018 tuve el honor de ser invitado a participar en la Feria del Libro de Madrid. Quién me lo iba a decir a mí. Volví a experimentar esa extraña emoción que me invadió en Sant Jordi, y que consiste en que te sientes, por momentos, un escritor de verdad, pero en el fondo ni siquiera tú mismo te lo crees. Una sensación contradictoria e inquietante. Una especie de extraña elasticidad en el ego.
Para el encuentro con los lectores me asignaron el lapso temporal de las 18:00 a las 19:00 horas. Muy buena hora, la verdad. Pues bien, a las 17:55 comenzó a caer la tormenta del siglo. Las libreras de UDL (que es la empresa distribuidora que muy amablemente me invitó a su caseta) me miraban con cara de circunstancias, como si estuvieran pensando: "mira este pobre desgraciado que se ha venido desde Barcelona pá ná". Pero nada más lejos de la realidad. El viaje mereció la pena, ya lo creo que sí. No hay lluvia, truenos ni rayos que puedan con esta novela. ¡Vino gente con paraguas! ¡gente con paraguas para comprarse mi novela y que yo se la dedicara! No fueron muchos; pero fueron. Me pareció increíble. No. La verdad es que me pareció absolutamente maravilloso.

Y para redondear la jornada, el escritor saharaui Bahía M. Awad, y la escritora española Conchi Moya se acercaron a saludarme y me esperaron para ir a tomar algo. Lo pasé tan bien y la conversación fue tan agradable que perdí la noción del tiempo y tuve que correr mucho para no perder el AVE de regreso. Llegué. Por los pelos, pero llegué.